Cuando se quiere o no interesa que algo siga adelante, todo vale. El acoso, el desprestigio, el devaluar algo que, aunque se esté demostrando que funciona, siguen con lo mismo. Una política interesada de decir lo contrario, para acabar con algo que es rentable y que tiene el apoyo de miles de fieles seguidores, y esto está siendo muy común en el gran ocio interactivo que es el sector del videojuego.
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