El 1 de julio de 2010, la selección chilena era recibida por el Presidente de la República, Sebastián Piñera, que estaba comenzando su primer periodo. El plantel visitó La Moneda y fue saludando uno a uno al presidente, aunque lo que se robó las miradas, fue el gesto de Marcelo Bielsa al saludo de Piñera, hecho que tuvo repercusión en aquel entonces. El entrenador habría argumentado que ya había saludado al mandatario y que no era necesario saludarlo nuevamente.
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