Voy a ser sincero: la FNMT no es santo de mi devoción. Siendo suaves, diré que es una casa que hace algunas cosas bien, que tiene potencial para salir de la segunda división de las cecas del mundo y convertirse en puntera de verdad, pero a la que le quedan muchísimas cosas que mejorar para conseguirlo. De hecho, hay mucho que se puede criticar en nuestra Casa de la Moneda. Por ejemplo, su política de comunicación, que es tremendamente opaca y parece anclada en el año 2000. O la calidad de algunos (algunos) de los diseños y grabados recientes,