Van Gogh pintó esta obra durante su estancia en el asilo de Saint-Rémy, donde se había internado voluntariamente para curarse de la crisis que se había iniciado con el famoso incidente de la oreja. Allí los temas para pintar escaseaban, sobre todo durante los meses de invierno, así que se dedicó a copiar cuadros de artistas a los que admiraba. Este famoso lienzo está inspirado en “La meridienne” de Jean-François Millet (1866), que formaba parte de una serie de cuatro pinturas titulada “Las cuatro horas del día”.