Que un bodorrio triunfe no tiene ningún mérito: es el espectáculo drag queen definitivo en el que tanto gayers como heteros pueden sacar lo más demencial de ellos mismos a la luz pública (un concierto de Raphael estaría en segundo lugar, eso sí). Sin embargo, una coronación… eso ya requiere ser un país mentalmente tocado - como, por ejemplo, Inglaterra - para lograr un éxito crossover independientemente de la opción sexual de cada uno.
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