“¡Y que no había gente!”, exclama un hombre al cruzar las puertas de urgencias del Hospital 12 de Octubre de Madrid. Minutos después salen otros dos, uno de ellos con una pulsera hospitalaria, ya había pasado por triaje, y sin embargo, se van. “Llevamos dos horas esperando”, explica uno de ellos enfadado. Esas dos horas de espera, con largas colas y pacientes para los que no hay camas suficientes, convierten al 12 de Octubre en uno de los ejemplos de la saturación de las urgencias hospitalarias en Madrid. Pero no es el único.
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