Escurrir el bulto es, ya, el deporte nacional. Es lo que pasa cuando te cita un juez como testigo: que hay que decir algo, y que ese algo no puede ser una mentira, porque como imputado te sale gratis, pero al llamado a prestar testimonio sin imputación de por medio se le exige decir verdad. Si uno larga una trola, certificada por secretario judicial, y a posteriori se demuestra que lo fue, vienen curvas y de las malas. El arma del testigo se resume en cuatro palabras: 'yo no sabía nada'.