Es inhumano. Con estas palabras puedo resumir lo que he vivido hasta ahora en el rali Dakar. Y lo digo básicamente por lo que fue la tercera etapa, cumplida entre San Rafael y San Juan, en el que los motociclistas encontramos algo que jamás pensamos: una etapa larguísima en pleno ascenso. Y fue como recordar los viejos tiempos de aficionados cuando nos dedicábamos al enduro, a las trochas, con etapas quebradas y llenas de obstáculos.