Los recortes no perdonan a nadie. Y Cataluña sigue siendo pionera. Primero fue la sanidad; luego, la educación, la seguridad... y ahora le toca a la cultura. El Liceu, el templo musical por excelencia de la capital catalana, deberá cerrar dos meses este año para enjugar pérdidas. Tiene un agujero de 3,7 millones de euros, provocados por la disminución de las subvenciones oficiales, el mecenazgo y los ingresos propios de la venta de entradas. Porque la vaca pública no da para tanto