El miércoles, el semanario satírico 'Le Canard Enchaîné', que de vez en cuando suelta bombazos informativos capaces de desestabilizar al Gobierno, se descolgó con un artículo sorprendente que sacudió el patio mediático-político francés. Firmado por el director de la publicación, Claude Agneli, el texto denunciaba que, desde hacía un año, el presidente Nicolas Sarkozy encargaba personalmente a los servicios secretos franceses espiar a determinados periodistas cuyas informaciones punzaban nervios sensibles del Gobierno.