"Lo que hoy quiero es lanzar una súplica al ministro y a sus asesores; a los técnicos especialistas que desarrollen esa nueva ley, y a todos aquellos con capacidad para meter la cuchara en este enésimo potaje educativo. Mi petición es simple, casi de perogrullo, y se formula de manera muy escueta: por favor, enseñen a nuestros chicos a hablar y a escribir. ..."