El monte Athos, baluarte de la Iglesia ortodoxa griega, un lugar tan exclusivamente monástico que allí los religiosos se encargan hasta de conducir los taxis, fue ayer violado por 10 mujeres. Su mera presencia, durante unos escasos 20 minutos, bastó para que se enfrenten a penas de entre dos meses y un año de cárcel. La presencia femenina en este lugar está prohibida desde hace mil años, un veto que afecta no solo a las hembras humanas, sino también a las animales, a menos que sean gatas, porque mantienen a raya a los roedores, o gallinas.