Imagínate que vas caminando por las calles de una ciudad ucraniana y que entre la multitud de Lada, Dacia y antiguos Volga-GAZ aparcados en los márgenes de las carreteras, te encuentras de frente con lo que parece un Mustang de quinta generación. Ahí está su gran parrilla delantera, con su caballito en pleno sprint en el centro, los característicos faros redondos, un capó abultado con una franja transversal. Pero hay algo que no cuadra, ¿tal vez sea una preparación?