Siempre has querido comer fruta y verdura cultivada por ti mismo, pero nunca has tenido un huerto para hacerlo. A poca distancia de ti hay alguien que posee un terreno o una pequeña superficie de tierra, y que no dispone de tiempo para sacarle partido. ¿No estaría bien que te permitiera usarlo a cambio de una parte de tu cosecha? El beneficio sería mutuo, y los dos comeríais hortalizas gratuitas, sanas y más frescas que las de ningún supermercado. Esta bonita idea ya es una realidad.