Por Carlos Alberto Montaner José María Aznar pensó que Chávez era educable y le regaló un libro demoledor sobre Cuba: Trilogía sucia de La Habana de Pedro Juan Gutiérrez. En una prosa salvaje, como de tatuaje en el escroto, el autor describía una realidad nauseabunda que nada tenía que ver con las fantasías revolucionarias. La pobre isla estaba más cerca de las alcantarillas llenas de ratas que del paraíso del proletariado. Chávez seguramente no entendería un sutil análisis político, pero un escabroso relato escrito con testosterona tal vez es