Hace unos años, en la isla de Rum (Escocia) observaron que los ciervos se comían la cabeza de los pichones de la fardelas. Es un caso curioso que puede dar lugar a lo que se conoce como microevolución. Aunque son herbívoros, necesitan calcio y los huesos de la cabeza de estos pichones son abundantes en este mineral que es bastante escaso en la vegetación de esa isla. Este tipo de cambios en el comportamiento conlleva una presión de selección natural hacia los animales que aprovechen mejor el nuevo recurso.