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Tsundoku y bibliomanía: el hábito de comprar muchos libros y nunca llegar a leerlos

Existe la tendencia de acumular y acumular libros en la estantería, sin que realmente dispongamos de tiempo real para leerlos.
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Tsundoku y bibliomanía: el hábito de comprar muchos libros y nunca llegar a leerlos  

Aunque, en un principio, la bibliomanía no se considera un trastorno mental, sí que puede llegar a ser considerada como un "síntoma relacionado con el trastorno por acumulación y con el Trastorno Obsesivo Compulsivo". De hecho, el considerarla un problema o no depende más bien de una "cuestión de grado" valorable según "la intensidad con la que se compra de forma compulsiva, el espacio que queda libre para moverse en la casa, las condiciones de higiene del hogar...".
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Thomas Phillipps, el hombre que intentó tener todos los libros del mundo

Thomas Phillipps, el hombre que intentó tener todos los libros del mundo

A diferencia de un lector cualquiera, incluso de los más vehementes, el bibliófilo ‒que a veces puede no ser lector‒ idolatra los libros más que por su contenido, que también, por su materialidad física. Sin embargo, incluso en esta bibliopatología existen grados. La bibliofilia alcanza su nivel más extremo cuando la obsesión por los libros se convierte en una locura capaz de condicionar o de devorar la vida de una persona y la de aquellos que lo rodean ‒y sino que se lo digan a Langley Collyer, que murió aplastado por una avalancha de libros.
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Bibliomanía, la rara enfermedad que ha sobrevivido hasta nuestros días

En un reciente artículo publicado en The Guardian, la experta en libros Lorraine Berry sacaba del olvido un trastorno obsesivo-compulsivo, la bibliomanía, que consistía en coleccionar libros más por aparentar que por tener una intención real de leerlos, lo que hoy llamaríamos un postureo patológico.
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Bibliomanía, el oscuro deseo por los libros que se expandió por Europa en el s.XIX [ENG]  

El Dr. Alois Pichler siempre estaba rodeado de libros. Originario de Baviera, en 1869 fue nombrado "bibliotecario excepcional" de la Biblioteca Pública Imperial de San Petersburgo. Al poco tiempo comenzaron a notar que una cantidad alarmante de libros estaban desapareciendo. En 1871 se descubrieron en su posesión más de 4.500 libros robados, el mayor robo de todos los tiempos en una biblioteca, y fue enviado a Siberia a pesar de que alegó padecer un transtorno que había sido descrito en 1809 por Thomas Frognall Dibdin en su obra "Bibliomanía".
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En defensa de comprar libros para (todavía) no leerlos

No siempre el momento de leer un libro es justo después de que llegue a nuestras manos. Pero cuando el momento oportuno por fin llega, nos damos cuenta. No sabemos explicar cómo, pero lo sabemos.
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Un eminente neurólogo irá a la cárcel arrastrado por su bibliomanía

Bibliopatía. He aquí el neologismo y la patología que la justicia suiza ha creado a la medida de Julien Bogousslavsky, un eminente neurólogo radicado en Lausana que se dedicaba a coleccionar libros extraordinarios a cargo del hospital donde ejercía el magisterio.
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El olor de los libros

Yo, como los perros, utilizo el olfato para mi primer contacto íntimo con los libros. Procuro que sea en privado. Los abro hacia la mitad, como una breva en sazón, las yemas de los dedos bajo las cubiertas. Penetro entonces con la nariz hasta el fondo del ángulo y aspiro despacio mientras el papel acaricia mis mejillas. Luego, ya en la agradable rutina de la convivencia diaria, disfruto plácidamente de su aroma de crucero, el que me conceden mientras los leo, discreto y sutil, a veces imperceptible.

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