En 1777 Ali Muhihhin Haci Bekir, el más famoso entre los pasteleros otomanos, llegó a Estambul desde las montañas de Kastamonu, al norte de la actual Turquia. Decidió el pastelero abrir una pastelería en el casco antiguo donde hacía "deliciosos" dulces hervidos y las "joyas" de gelatina translucidas conocidas por los turcos como lokum y por el resto de los mortales como "delicias turcas". Su "delicia" se hizo tan famosa en toda la ciudad que acabo creando un imperio de pastelerías