Cuentan que un insigne banquero reflexionaba a media luz en plena pandemia. “¿Cómo están las relaciones con el Gobierno y con qué ministro se entiende mejor el sector?”, se le había preguntado. El reducido cónclave de comensales aguardaba cumplidas alabanzas y argumentos en favor de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, aupada al cargo como supuesta guardiana de la ortodoxia y de los intereses de las grandes empresas. “Yolanda Díaz nos ha ayudado”, fue en cambio la respuesta.