Se dice que el hecho ocurrió en un hospital de Frankfurt, en Alemania. Allí, una paciente, Karin Fischer, una ama de casa de 32 años, estaba a punto de ser sometida a una intervención quirúrgica considerada por los médicos de regular dificultad: iban a corregirle unas válvulas defectuosas que tenía implantada en el corazón. Sin embargo, algo pasó en esa operación, de pronto, su estado empeoró y tras una serie de complicaciones las doce personas que rodeaban la mesa de cirugía, entre médicos, cirujanos y enfermeras, no pudieron salvar la vida