Ellos eran como Alí y Foreman, Cruyff y Beckenbauer, Merckx y Poulidor, Senna y Prost, George Best y el resto de los futbolistas sobrios... Si apuramos, como Joselito y Belmonte. Uno, díscolo, mujeriego y encantador; el otro, metódico, maniático y preciso. Uno guapo, el otro feo. Uno rico, el otro también. Y así. Además, y esto es relevante, se jugaban la vida a lomos de unos coches que ardían. Y cómo. Pura mitología.