La geoingeniería consiste, de manera resumida, en alterar el clima a gran escala y de manera deliberada, generalmente en dirección contraria a la que se está produciendo, es decir, conseguir que, a largo plazo, la temperatura global vaya descendiendo (y sin recurrir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, GEIs). Un símil veraniego es el de la sombrilla. Hay distintas posibilidades para ello, pero las más conocidas son el fertilizar con hierro los océanos para que absorban más CO2, y colocar partículas en la atmósfera...