¿Cuántas veces te ha sucedido que, mientras te masturbabas pacíficamente sin hacerle daño a nadie, ni siquiera a una mosca, has sentido la apabullante e indómita necesidad de eyacular dentro de un vaso? A mí me sucede prácticamente todos los días, incluso cuando no estoy borracho. Por ello, he decidido ayudarte con unos sabios consejos para solucionar este terrible problema de épicas magnitudes.