Pocos minutos antes de las 12 de la noche, miles de manos se alzaron agitando pañuelos blancos. Una sonora pitada y un grito común invadieron cada rincón de la plaza: "que no, que no nos representan, que no..." , seguido de la mítica proclama "el pueblo, unido, jamás será vencido..." La Puerta del Sol estaba abarrotada y las consignas y pancartas aludían a la realidad que sufren tantos millones de españoles: falta de empleo, de vivienda, recortes en Sanidad y Educación y los impuestos de todos utilizados para sanear a los bancos...