"Estaba teniendo relaciones con una chica y, de repente, sentí un pinchazo en el pene. Cuando fui a mirar qué había pasado, aquello parecía La Matanza de Texas: todo estaba lleno de sangre. Fui corriendo al baño para limpiarme y comprobé que me había desgarrado el frenillo del pene por completo". Pablo, que no quiere decir su apellido, había salido ese día de fiesta con amigos y terminó en su casa manteniendo relaciones sexuales sin preservativo (haciendo caso omiso de lo que le habían enseñado en el colegio).
|
etiquetas: sexo , frenillo , fimosis , dolor