Barcelona. Rafael Montserrat tiene 54 años pero aparenta quince más. Una vida curtida, sufrida y malvivida en la calle, donde ha sobrevivido a siete puñaladas que le propinó un drogadicto que le quiso robar, a tres disparos y a tres infartos. Por eso dice: "Nunca sé si llegaré a mañana". En una entrevista con Efe confiesa que vive el presente sin pensar en el futuro: "No sé si llegaré a mañana. Para nosotros es el día a día".
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