Sergio solo ha llorado dos veces en toda su vida. La primera fue cuando su amor platónico, que conoció cuando estudiaba derecho en la universidad, lo rechazó. La segunda fue tras una operación que pensó que lo mataría, años después de su primer corazón roto, cuando intentó contarle a su padre que, a veces, iba con un amigo a un sitio "donde hay chicas". Ambos momentos marcaron la vida de Sergio, llena de estigmas y dificultades.
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