Después de 20 años, Pepi está a punto de perder su casa por culpa de la especulación inmobiliaria. Sabe que lo tiene difícil, pero se resiste a abandonar su domicilio y luchará para que ese momento no llegue. "Los nuevos propietarios no se ponen delante; yo quiero pagar mi alquiler como el que tenía", le cuenta a Gonzo. Después de que unos inversores compraran su edificio, le piden 1.200 euros por su piso de 80 metros.
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