(...) Debemos asegurarnos de que, en nuestra lucha por reabrir la economía, no pasemos por alto la desigualdad de acceso a la vacuna; la forma en que los datos de salud personal en los sistemas digitales recién acuñados funcionan como guardianes de los lugares de trabajo, escuelas y otros espacios; y el potencial de que el pasaporte de la vacuna de hoy actúe como catalizador hacia el sistema de identificación digital nacional de mañana que puede utilizarse para recoger y almacenar sistemáticamente nuestra información personal.
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