Un panadero paquistaní confesó haber envenenado a decenas de personas, de las que al menos 30 murieron, para vengarse de su hermano con quien había discutido por un desacuerdo comercial, informó la policía. Jalid Mehmood confesó ante un tribunal que había puesto pesticidas en dulces porque su hermano mayor, Tariq, con quien compartía la tienda, lo había “insultado y agredido”.
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