Cada tres meses muere una lengua en el mundo y, dentro de cien años, se habrá extinguido la mitad de las que existen hoy en día. Una pérdida sangrante, que en realidad no es una pérdida. Las lenguas no desaparecen solas ni se extinguen por casualidad. Su aniquilación tiene unas consecuencias irreversibles, y eminentemente políticas. Estos preocupantes datos pertenecen al Catálogo de Lenguas Amenazadas de la Universidad de Hawái y a la UNESCO; y han sido recogidos en ÄÄ: manifiestos sobre la diversidad lingüística (Almadía) publicado por la ling
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