En ocasiones, un rostro sangriento habla por sí solo. Sin embargo, Farkhuna, la joven afgana de 27 años linchada y quemada viva por una jauría masculina, no tuvo la ocasión de gritar.Hace apenas unos días, Kabul, la capital de Afganistán, fue el escenario del peor asesinato visto y grabado que he podido ver este año. Y no, esta vez no hablo de las barbaries de Daesh (acrónimo en árabe de Estado Islámico de Irak y Levante). En esta ocasión, el relato tiene como protagonistas una sociedad medieval liderada por los patriarcas del lugar.
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