¿Por qué hay quienes necesitan aplaudir con estruendo a un hombre que ha confesado haber abusado sexualmente de varias mujeres? Incluso quienes piensan que la respuesta no puede ser el escarnio público deberían entender que la ovación lo es aún menos. Sobre todo me gustaría que se preguntasen qué mensaje les mandan a esas mujeres y a las que son agredidas sexualmente cada día en nuestro país. Porque son los mismos que luego se sorprenden de que las mujeres no denuncien por miedo a no ser creídas.
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