En, como mínimo, un aspecto, los monos, al menos los capuchinos, son más inteligentes que los humanos, ya que no presuponen que un precio más alto deba implicar una mejor calidad, según los resultados de un nuevo estudio. Los humanos tendemos habitualmente a confundir el precio de un bien con su calidad, incluso cuando probamos dos productos, si las diferencias de calidad están abiertas a valoraciones un tanto subjetivas.
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