"Cuando llegamos allí tiramos una piedra y vimos que no se oía nada y vimos que no rebotaba contra nada, que solo se escuchaba el ruido y así supimos que no se trataba de un pozo, que era una sala", ha explicado Ángel García. "Posteriormente nos asomamos con las cuerdas y con las linternas y no vimos paredes por ningún lado. Así tuvimos claro que estábamos en el techo de una sala bastante grande", ha añadido.
|
etiquetas: espeleología , cantabria , descubrimientos