La inmigración sigue dominando el debate político. El anuncio de que el año pasado entraron legalmente en el país 745.000 extranjeros, y no los 606.000 que se habían anunciado, provocó un terremoto en las filas del Partido Conservador. Para frenar una rebelión el primer ministro Rishi Sunak ha decidido tomar medidas. «La gente está preocupada por si conseguirá vivienda, cita con su médico, plazas para sus hijos en los colegios y acceso a otros servicios cuando ven que sus comunidades crecen rápidamente». Los médicos y enfermeras están exentos.
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