En respuesta a una pregunta parlamentaria del grupo Unidos Podemos en el Senado el Ejecutivo, lejos de la autocrítica, remarca que el fallo de seguridad que permitió a un cómico ruso hacer creer a la ministra de Defensa que Carles Puigdemont era un espía de Moscú fue un "acto malintencionado". Sólo afirma que ha "revisado" los procedimientos.
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