El terremoto del martes que causó la muerte de 155 personas en Ciudad de México y que derribó docenas de edificios fue tan destructivo debido a que la capital del país fue construida sobre un antiguo sedimento de un lago. Ahora, la mayor parte de la ciudad descansa sobre capas de arena y barro —de una profundidad de hasta 91 metros— que estaban debajo del lago. Estos sedimentos suaves y acuosos hacen que la ciudad sea particularmente vulnerable a los sismos y a otros problemas.
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