Véase, como ejemplo, la intensidad emocional con que se vivieron en redes sociales las elecciones andaluzas. Algunos tuits debían ser leídos dos veces, y hasta tres, para descubrir si aludían al Barça-Madrid, que se jugaba esa misma tarde, o la contienda política. Mensajes como "¡Hay que parar a esos cabrones!" se volvían completamente opacos si no estaban acompañados de un
#elclasico o de un
#sisepuede.