En Femme fatale se encuentran catalogados los vicios, virtudes y obsesiones de toda la carrera de Brian de Palma; esta película es el truco definitivo de un prestidigitador fascinante, un cineasta que además sigue rindiendo pleitesía a Alfred Hitchcock a través de temas y elementos constantes. De hecho, deberíamos dar por sentado que toda la trama del filme es en sí misma un McGuffin, una mera excusa para que De Palma pueda jugar con secuencias llenas de tensión magistralmente elaboradas.
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