“Mi hija me dibuja con un corazón grande así al lado de ella”; “mi nieto nunca más tendrá al Ratón Pérez en casa de su abuela”; “el tsunami psicológico es tan fuerte…. que no podés seguir con tu vida”: los testimonios de padres y abuelos excluidos sin motivo, por burocracia, desidia o torpeza judicial, o por falsas denuncias que los juzgados parecen incapaces de discernir, son demoledores. Para el niño que, de un día al otro, sin explicación o con mentiras, ve cortado un vínculo afectivo central en su vida el costo es incalculable.
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