Hervé ha mantenido silencio durante casi cuatro años. Aunque no podía quitársela de la cabeza, evitaba mencionar aquella mañana del 6 de febrero de 2014, pero hoy ha decidido dar un paso adelante: "Quiero hablar de esta historia porque todavía veo los cuerpos ahogados tumbados en la playa", admite entre lágrimas contenidas. "Si lo hago, es por ellos. No es por mí". Por las 14 personas fallecidas entre pelotas de goma y botes de humo lanzadas por la Guardia Civil en las aguas fronterizas del Tarajal.
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