Treinta y siete domingos consecutivos llevan desiertas las calles del Rastro de Madrid. Sin turismo y sin puestos ambulantes, las céntricas calles de la capital han perdido parte de su esencia los domingos. Los comercios que tienen sede fija y los bares de la zona agonizan. Este domingo puede empezar a cambiar este panorama desolador. El Rastro recuperará la vida con la reapertura de los puestos ambulantes tras una farragosa negociación entre comerciantes y Ayuntamiento que ha demorado varios meses el regreso de mercadillo.
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