El lado izquierdo de su cara estaba en carne viva, su cuerpo lleno de moratones y en su mente golpeaban fuertemente una y otra vez terribles recuerdos de la agresión sexual que había sufrido la tarde anterior por parte de cinco chicos. Entendía de repente por qué su madre había dormido con ella esa noche, aunque se resistía a creer que algo así le hubiera sucedido.
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