La historia parece increíble, pero es muy real. Y fue mucho más lejos de lo que muchos pudieron imaginar. En 1964, cuando Zambia proclamó su independencia del Reino Unido, el pequeño país africano soñó a lo grande con un programa espacial que aventajaría a rusos y americanos en su carrera por llevar un hombre a la Luna y Marte. Con la tripulación viajaría un misionero al que habían aleccionado para que fuera respetuoso con los marcianos. El cerebro del proyecto fue un profesor de ciencias y activista político, Makuka Nkoloso.
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