El laboratorio ITEL escribía en cartas a clientes que tras "la respuesta a la consulta realizada al Ministerio” estaban "autorizados para la certificación de mascarillas", a pesar de que el Ministerio de Consumo no recibió pregunta alguna y las mascarillas higiénicas no precisan este sello para venderse. La empresa, aunque achacó el asunto a "un errror del ministerio", ha terminado por asumir su mala praxis
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