El fotógrafo húngaro Istvan Kerekes ha dedicado los últimos 15 años a retratar ese estrecho vínculo que hay entre los pastores y su rebaño Las fotografias fueron tomadas en Transilvania, zona que se reconoce por su leyendas siniestras de castillos góticos y vampiros sedientos de sangre y no por la comunidad de pastores y sus tiernos rebaños.
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