El problema, subrayó Colau, no es solo de contaminación, también de “sostenibilidad de la ciudad” puesto que son “miles las personas que llegan y la mayoría están pocas horas y se concentran mucho en la zona del centro y de golpe generan sensación de colapso”. La edil explicó que el 40% de los cruceristas que llegan a la capital catalana no están en sus calles más de cuatro horas y visitan prácticamente siempre los mismos lugares, con lo que su impacto económico es “relativo, no es generalizado”. En el 2019, recibió 3,1 millones de cruceristas.
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