Los rastreadores muestran que el objeto está a unas 87 millas (140 kilómetros) y cae a gran velocidad. Su velocidad y la naturaleza incontrolada del descenso hacen que sea difícil predecir dónde y cuándo podría caer. Es probable que la mayoría de los escombros se quemen cuando el cohete llegue a la atmósfera, y cualquier pieza probablemente será muy pequeña como para causar daños importantes. Pero es otro ejemplo de desechos espaciales peligrosos que caen de regreso a la Tierra...
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