Es una práctica fraudulenta que consiste en desmontar automóviles robados y colocar sus piezas sobre los chasis de vehículos siniestrados, cuya reparación es económicamente inviable. El nuevo coche resultante lleva el número de bastidor, la matrícula y el permiso de circulación del vehículo sustraído para dar una apariencia legal. De este modo, el vendedor del vehículo clonado no levanta ningún tipo de sospechas en el momento de efectuar la transacción en el mercado de segunda mano.
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